Pindó: es su nombre común, y el científico es Arecastrum romanzoffianum.
Esta gran palmera, está emplazada como tantas en un pequeños jardín porteño.
A pesar de su gran altura, su accesibilidad desde los muros y medianeras nos facilitó el trabajo.
Además, utilizamos una lanza, o tijera de mango extensible, que se acciona con poleas, para llegar a las cortes más lejanos.
Este detalle muestra las espatas florales secas con su aspecto de canoas. Algunos las utilizan como decoración en arreglos secos. Las hojas secas y manchadas, también se sacan.
Cuando la base de la hoja se seca, cae sola, y deja en el estípite (tronco) las cicatrices característica. El resultado final son estos característicos anillos.
También se limpian las inflorescencias, o frutos. Es conveniente hacerlo cuando aún están pequeños, ya que son muy pesados. Los frutos una vez maduros caen al suelo en grandes cantidades, y si no se limpian comienzan a fermentarse (fermentación alcohólica) dando un olor bastante intenso que atrae a las abejas y otros insectos (al igual que en su etapa de floración).
(Estas dos ultimas fotos fueron tomadas de la web, http://www.flickriver.com/photos/23630893@N08/3160381321/)